viernes, 20 de mayo de 2016

Una nueva tesis propone un marco ético para evaluar la calidad del periodismo deportivo

Buena parte de la literatura académica señala al periodismo deportivo como un campo informativo en el que, de forma sistemática, se reproducen una serie de disfunciones que desafían los estándares de la profesión, tales como el bufandismo; la confusión entre información y opinión, y entre información y publicidad; el sensacionalismo y la falta de rigor; la incitación a conductas violentas; desequilibrios en el tratamiento de cuestiones como el género, la raza o la discapacidad; criterios poco informativos en la selección de los contenidos; carencia de reporterismo de investigación y de vocación de servicio público; y poca calidad y cantidad en el número de fuentes utilizadas.  

La preocupación por el empobrecimiento y la banalización de los contenidos en una área periodística tan trascendente por su enorme seguimiento entre el gran público ha llevado también a realizar propuestas interesantes desde la Universidad para analizar las claves que expliquen las malas praxis y poner en marcha mecanismos de mejora. La última de esas recomendaciones es la articulación de un nuevo marco ético que permita evaluar la calidad del periodismo deportivo a partir del cumplimiento de los principios fundamentales de la profesión.

Se trata de la valiosa propuesta que realiza Xavier Ramon Vegas en su tesis doctoral Sports journalism ethics and quality of information. The coverage of the London 2012 Olympics in the British, American and Spanish press, trabajo defendido hoy en la Facultad de Comunicación de la Universitat Pompeu Fabra en Barcelona. Esta investigación, dirigida por el profesor Salvador Alsius, se suma a la lista de tesis doctorales sobre periodismo y comunicación deportiva realizadas en el ámbito universitario español en los últimos años.

En su investigación, centrada en un análisis comparado de la cobertura de un gran evento como los Juegos de Londres 2012 realizada por las secciones deportivas de dos diarios generalistas británicos (The Guardian y The Telegraph), dos estadounidenses (The New York Times y The Washington Post) y dos españoles (El País y La Vanguardia), Xavier Ramon trabaja con una muestra amplísima de 6.552 piezas informativas publicadas durante 33 días (antes, durante y después de los JJ.OO.) y a partir de 41 entrevistas a académicos, periodistas y miembros del Comité Olímpico Internacional.

Para responder a su principal pregunta de investigación ("¿En qué medida la prensa del Reino Unido, EE.UU. y España cumplió con los principios deontológicos del periodismo durante su cobertura en los Juegos de Londres?"), el autor elabora una ficha de análisis que contiene trece elementos específicos englobados en los tres principios deontológicos de la profesión: verdad (evitar la conjetura o el rumor, atribución y credibilidad de las fuentes, profundidad y contexto de la información, rectificaciones o aclaraciones, neutralidad y no sensacionalismo o trivialización de los contenidos), justicia (representaciones de género, raza, discapacidad y nacionalidad) y responsabilidad social (respeto a la vida privada de deportistas, evitar el lenguaje que fomenta la violencia y el enfrentamiento y respeto por creencias religiosas).

Expresiones belicistas en la prensa codificadas en esta tesis.
Las conclusiones de la tesis, si bien como advierte el propio Xavier Ramon no son del todo extensivas al conjunto del periodismo deportivo al haberse detenido solo en secciones de diarios de información general y no tener en cuenta por ejemplo la prensa diaria deportiva o la tabloide en el caso del Reino Unido, refutan en cierto modo esa visión académica de la información deportiva como el "departamento de juguete" en muchos medios. 

Así, esta investigación pone de manifiesto que esta área de especialización periodística goza de notables fortalezas: el cultivo de un variado de fuentes y géneros, un gran despliegue de recursos en sus coberturas de los Juegos, presencia de análisis y background en los textos, reconocimiento y corrección de errores, espacio significativo dedicado a las mujeres deportistas o la invasión de privacidad de los protagonistas. 

Como contrapartida, se exponen sus debilidades: grandes disparidades en la agenda temática (algunos deportes apenas ocuparon el 1% del espacio), difuminación constante entre noticias y comentarios, presencia de clichés y elementos sensacionalistas, así como de estereotipos ligados al género, la raza o la discapacidad o uso extendido de lenguaje militar-belicista que exalta los valores más destructivos de la práctica deportiva. Además, señala algunas amenazas, como el peso cada vez mayor de los gabinetes de comunicación y relaciones públicas frente a unas redacciones periodísticas cada vez más diezmadas o la paulatina tabloidización de los periódicos, que han convertido al deportista en una celebridad del mundo del espectáculo.

No obstante, Ramon también ve luz al final del túnel y enumera una serie de oportunidades y retos éticos que afronta el periodismo deportivo, como apostar por la investigación y la formación tendiendo puentes con universidades y centros de investigación, esforzarse por educar también a las audiencias como parte de su misión social para incentivar un consumo más crítico y responsable de los medios, aumentar la diversidad de género y raza en las redacciones y, como colofón, extender entre periodistas el conocimiento y uso de herramientas encaminadas a una mayor autorregulación profesional, como códigos éticos, libros de estilo y u otros sistemas de rendición de cuentas ante su público.

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