viernes, 3 de julio de 2015

Néstor Hernández: "El lenguaje del periodismo deportivo es un arma fundamental para renovar la lengua, para quitarle el polvo"

Néstor Hernández Alonso es catedrático de Enseñanza Secundaria de Lengua y Literatura y doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de León, donde también ha trabajado como profesor asociado. Este filólogo leonés de Calzada del Coto ha compaginado su labor docente con la escritura y ha publicado diferentes obras de poesía y ensayo. Entre sus títulos sobresalen dos sobre lenguaje deportivo, su otra gran pasión: El lenguaje de las crónicas deportivas (2003) y Tendencias en el lenguaje deportivo actual (2012).

Hemos conversado con él con el propósito de analizar las peculiaridades del lenguaje periodístico del deporte, su evolución a lo largo de estos últimos años, así como su repercusión social, esto es, la incidencia de las palabras y expresiones deportivas que emplean los medios en la lengua común de los ciudadanos.

- Usted ha publicado dos obras relevantes sobre las características lenguaje deportivo en español. ¿Qué le llevó a estudiar esta parcela del idioma?
- Desde niño mi relación con los medios de comunicación, especialmente con la radio, y con el deporte fue muy intensa. Al ir a la universidad, quise estudiar Periodismo, pero me concedieron una beca en Oviedo y no en Madrid, por lo que tuve que conformarme con Románicas de Español. No obstante, esa afición persistió y se unió a mis conocimientos de lengua. ¿Qué mejor que estudiar la lengua en el deporte, que tanto te gusta? Me dije, y así lo hice.

- En su obra Tendencias en el lenguaje deportivo actual subraya la trascendencia de los medios y periodistas deportivos porque a través del uso que hacen del lenguaje "influyen decisivamente en nuestros comportamientos y en nuestra manera de comunicarnos". ¿Es realmente tanta la repercusión del periodismo en el día a día de los aficionados?
- La influencia de este lenguaje en la lengua común es mucha, aunque no siempre permanente, y más en la lengua hablada que en la escrita. Muchos giros y palabras aparecen y desaparecen fácilmente; otras, abandonan lo específico y se instalan de manera definitiva en la lengua común: “estar en fuera de juego, meterte un gol, tirar la toalla, estar grogui (muchas tomadas del boxeo), pelotazo, estar en todas las quinielas, pedir la hora, sesión maratoniana, KO, pasado de peso, levantar el pie…”

- Sin embargo, da la sensación de que desde los medios y espacios deportivos no se tiene esa percepción y en ocasiones ese lenguaje no se cuida lo suficiente. 
- El periodista deportivo siempre ha sido bastante especial, pues creía que vivía en un campo sin reglas: el tema, intrascendente, lo permitía. Hasta la llegada de los libros de estilo, el lenguaje del deporte, más el escrito que el hablado, se ejercía por aficionados sobre todo y se desarrollaba con plena libertad individual. Los libros de estilo y la profesionalización acabaron con la situación anterior, aunque no del todo. Todavía hoy se mueve con cierta permisividad, más en la radio y la televisión que en la prensa escrita, lo que no es malo, porque las reglas quitan espontaneidad y creatividad y este lenguaje las necesita. Estudiamos el lenguaje como es, no como debiera ser. El periodismo hispanoamericano se mantiene todavía en la primera etapa.

- En un seminario internacional organizado en 2012 por la Fundéu y la Fundación San Millán de la Cogolla periodistas y filólogos concluimos que el lenguaje del deporte aporta al idioma más de lo que destruye. ¿Qué virtudes destacaría de este tipo de lenguaje periodístico?
- Este lenguaje no destruye nada. Es un arma fundamental para renovar la lengua, para quitarle el polvo. Gracias a él, las lenguas se internacionalizan (ayudan a conocer otras lenguas), consiguen gran emotividad, son muy creativas (nuevas composiciones, derivaciones, acortamientos, locuciones), poseen una enorme capacidad para visualizar imágenes y situaciones, aportan nuevos significados a muchos términos (léxico ampliado), trasladan originalidad en el empleo de la metáfora, las comparaciones, los sinónimos, las sinécdoques, etc. Los titulares son una buena muestra de lo que es este lenguaje y de su capacidad para sorprendernos.

- Muy a menudo también se señala al periodismo deportivo como causante de vicios y errores lingüísticos habituales, como el abuso de clichés, las impropiedades léxicas o la tendencia a coloquializar en exceso el registro escrito. ¿En qué medida considera justificadas estas críticas y hasta qué punto se tiende a focalizar esta cuestión cuando se habla de Deportes y no de otras áreas informativas? ¿No es cierto modo un cliché pensar en que el lenguaje de los periodistas deportivos en general es así? Parece un blanco fácil.
- Es una acusación que proviene del régimen anterior, purista y españolista. Se le puede echar en cara cierto descuido, tendencia al retoricismo injustificado, mal estilo…, pero son rasgos menores en una época distinta, más atenta a otros valores. Sin duda, se ha tomado el camino fácil, el de siempre, pero los errores también aparecen en otros lenguajes, incluidos los científicos o jurídicos. Puede considerarse un cliché poco fundamentado, teórico más que práctico. En la actualidad, los periodistas deportivos escriben o hablan así porque quieren, porque su lenguaje se lo permite y lo necesita para mantener su individualidad. No obstante, en los textos escritos los errores, de todo tipo, han disminuido significativamente. La valoración de los periodistas deportivos ha subido en general, incluso en provincias.


"Asociar el periodismo deportivo con un mal uso del lenguaje es una acusación que proviene del régimen anterior, purista y españolista. Se le puede echar en cara cierto descuido, tendencia al retoricismo injustificado, mal estilo…, pero los errores también aparecen en otros lenguajes, incluidos los científicos o jurídicos"


- Sea como fuere, y hablando de periodismo en general, ¿no sería conveniente potenciar la formación lingüística de los profesionales de la información desde las facultades? Al fin y al cabo es nuestra herramienta de trabajo y, pese a ello, su presencia en planes de estudio en los grados de Periodismo es, a día de hoy, residual.
- Nunca viene mal una formación mayor, adecuada para ejercer la profesión con dignidad y unos planes de estudios adaptados a los cambios casi diarios. Sin embargo, insisto en que este lenguaje es así no por ignorancia o dejadez de su ejecutores, sino por la necesidad de mantener su frescura y espontaneidad, la expresividad, la capacidad de sorprendernos, esa cercanía al aficionado heterogéneo, de niveles culturales no altos, amigo de expresiones fáciles y asequibles.

- Usted escribió en 2003 El lenguaje de las crónicas deportivas. ¿Cómo ha evolucionado este desde entonces? ¿Está más condicionado que antes por la priorización de los elementos visuales en las informaciones?
- Indudablemente ha evolucionado enormemente en muy pocos años. Ha salido de la habitación de los aficionados y se ha colocado en la plaza para que lo conozcan todos y lo usen. Ha ganado hablantes y para ello se ha despojado de lo más específico, de aquello que solo conocían los más cercanos. La mejor prueba nos la prestan las chicas, hoy conocedoras de este lenguaje y de sus giros de igual manera que los chicos. En esa evolución, el léxico argótico ha perdido gran protagonismo. Los elementos visuales, fundamentalmente la fotografía, la imagen en general, han reducido los textos, la necesidad de explicar lo que se ve. Hoy se dan noticias sobre todo y las crónicas, reportajes y entrevistas se han aminorado, escasean notablemente.

- Es cierto que el lenguaje periodístico del deporte ha ido abandonando paulatinamente su carácter más técnico para adentrarse en la lengua común, pero esto parece haber ocurrido solo en los deportes que salen en los medios. En el resto de las modalidades, como muchas de las que conforman el programa de los Juegos Olímpicos, el lenguaje es más críptico para una buena parte de los aficionados y exige una labor divulgativa por parte de los medios. ¿Esto se está haciendo? 
- En efecto, la parte técnica y  de argot han sufrido especialmente estos cambios, más en los deportes conocidos, televisados y radiados. La lengua común los ha sustituido, atraída por los cambios en los públicos y por la escasez de tiempo también. Se nota mucho en la prensa escrita, no tanto en la hablada, aún cercana al lenguaje de unos años atrás, porque, junto al periodista, acostumbran a participar deportistas retirados, que siguen participando de su lenguaje. Es verdad que aún existen deportes poco conocidos, que no se han subido al carro de la generalización (especialmente los de contacto, de origen japonés). Fijémonos en el tenis: antes minoritario y hoy conocido por todos, en el conviven muchos términos técnicos junto a otros de la lengua común. En esos deportes minoritarios, la labor del buen periodista especialista resulta fundamental para su comprensión y posterior divulgación, aunque no es fácil hacerla porque son deportes sin interés comercial, en la mayoría de los casos recogidos por agencias exclusivamente.

- Ya que hablamos de diversidad, ¿no le parece que el discurso periodístico del deporte se enriquecería si fuera más igualitario incorporando protagonistas y éxitos del deporte practicado por mujeres?
- El deporte femenino, en España, tanto individual como colectivamente ha dado un salto cualitativo importante, a pesar de que todavía subsiste con poco dinero y con menos equipos, unido a la escasez de público. Los medios, preocupados por las audiencias, no le prestan el espacio que merecen y lo reducen a las columnas de los lados y a simples noticias. Sin duda, aportarían elementos nuevos al lenguaje deportivo y al corporal. Las mujeres participan en el deporte de manera más pausada, (no verás una “tangana” entre ellas), sus expresiones de alegría o tristeza son distintas, cuidan con esmero su imagen, y no solo en la gimnasia (los labios, las uñas, su vestimenta), tal vez purificarían el lenguaje y le quitarían alguna agresividad innecesaria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario