sábado, 12 de abril de 2014

Un diccionario panzeriano, visiones de un humanista del deporte y del periodismo

El próximo 14 de abril se cumplen 36 años del fallecimiento de Dante Panzeri, uno de los grandes referentes en la historia del periodismo deportivo, no solo argentino, y una voz, una pluma, que marcó una época primero en la revista El Gráfico, donde trabajó hasta 1962 tras diecisiete años en la redacción y tres como director, y luego en diversas publicaciones como El Día o Crónica, además de trabajar en radio y televisión. Polémico e inconformista, siempre tuvo el convencimiento de que el periodismo deportivo podía ser un gran vehículo para la educación de los ciudadanos y, por ende, debía ejercerse con esmero en el uso del lenguaje, con competencia y responsabilidad. Panzeri fue, tal como lo llamó Ezequiel Fernández Moores, un humanista deportivo: "Además de destapar cloacas, explicaba como pocos la belleza del gesto técnico de un nadador. O la historia de vida del esforzado ciclista. Porque Panzeri era un humanista que amaba al deporte. Y que amaba el periodismo".

Hace un año veía la luz Dirigentes, decencia y wines, un texto imprescindible para entender la historia reciente del deporte y del periodismo deportivo en Argentina. Su autor, Matías Bauso, recorre la vida y la obra periodística de Dante Panzeri a través de la lectura y el análisis de los miles de artículos que escribió y donde plasmó su particular visión sobre el mundo del deporte, de manera especial del fútbol, y sobre el ejercicio de la profesión. "La enorme imagen de Panzeri -afirma Bauso- descarga su sombra sobre el periodismo deportivo argentino. Se muestra con orgullo, se enarbola su ejemplo. Citarlo confiere autoridad".

Los temas centrales sobre los que escribió Panzeri fueron el fútbol, los modos de jugar, la verdad, el coraje, la decencia y, sobre todo, el periodismo. "Es el responsable principal de realizar un corte histórico en los modos de mirar, de contar y de entender el fenómeno deportivo en Argentina", recuerda el autor, quien describe así su estilo: "No ponía el foco en el costado épico del deporte ni en la emoción. Eso viene solo, no hay que agregárselo al deporte, es parte integrante de él. No necesita de énfasis suplementarios. Panzeri los evita, salvo en ocasiones excepcionales de belleza pura y súbita. Lo que ataca es todo aquello que impide que se produzcan esos momentos mágicos y bellos". 

Panzeri publicó decenas de artículos sobre la profesión y sus colegas, la mayoría de ellos críticos. Algunos de ellos también aparecen en este libro. "Veía en el ejercicio del periodismo deportivo una serie de vicios y malformaciones que afectaban la dignidad de su oficio. No hacía defensa corporativa. Aunque escribieran o blandieran un micrófono, no eran colegas si no tenían capacidades básicas o la integridad moral necesaria", explica Bauso.

Con un claro referente en el oficio por su buen gusto para el lenguaje como Joaquín Carballo Serantes 'Fioravanti',"un maestro al que nadie imita", Dante Panzeri se opuso a un periodismo deportivo grandilocuente, exagerado y de emociones impostadas; también al de modismos y muletillas, al caracterizado por evidenciar un lenguaje poco cuidado o improvisado. Fue un decidido defensor de la capacidad formadora del deporte ("Los que no saben hablar, le enseñan a hablar mal al país") e hizo reiterados llamamientos para elevar la calidad de este tipo de periodismo: "Si la radio educa, también tiene que educar cuando transmite deportes. El periodista deportivo es uno de los eximidos de probar idoneidad en el tema que trata y en el magisterio que ejerce. Lo confundió con una comedia y el país se acostumbró. Hay que desacostumbrarlo".

En la parte final de Dirigentes, decencia y wines, figura lo que Bauso denomina 'Un diccionario panzeriano', un resumen de extractos de artículos publicados por el mítico periodista en diferentes periódicos y revistas que recogen una serie de "definiciones feroces" y opiniones contundentes sobre temas fundamentales en la vida y obra de Panzeri. Por su interés, reproducimos a continuación algunas de las entradas más significativas de ese diccionario, referidas a conceptos, situaciones, escenarios, protagonistas o palabras y expresiones que plasman una manera diferente de concebir el deporte y el periodismo deportivo:

ALEGRÍA: Divertirse y hacer divertir al público como jugador que juega, como jugador que muestra su destreza a medida que ejercita su talento; no como jugador que haga reír por la manera de vestirse, de peinarse, de hablar. El fútbol no es un número cómico. Pero el fútbol es alegría. Debe ser alegría para que sea fútbol. Y en ese aspecto aquella palabra condensa toda la grande y única verdad del fútbol: divertir. Divertir con el ingenio, no con lo grotesco.

AUTOMOVILISMO: El fútbol tiene varias cosas del automovilismo: 1)Para correr mucho hay que tener mucho freno. 2) Necesita más de una velocidad. No puede jugarse siempre en tercera ni siempre en primera. 3) No se puede llegar a ninguna parte yendo siempre derecho o en línea recta. Choca.

BOMBONERA: Se multiplican por "el clima legal de guerra" ya admitido para todo partido de fútbol en cancha de Boca Juniors (...) El infierno de la cancha de Boca es mérito de los talentosos arquitectos que pudieron meter ese coliseo en el reducido espacio que ocupa. Lo que hizo posible su conversión en maquinaria de tortura para cualquier visitante, tribunas a plomo del campo mediante.

CHAUVINISMO (Y DEPORTE): Siempre que se ponga en juego alguna competición deportiva mundial, estaremos expuestos al deterioro mental y social que produce el chauvinismo, la más baja de las sensiblerías utilizadas por los mercachifles de lo chabacano. No nos sorprende esa nueva avanzada contra el país adulto y potencia que deseamos ser, y en pro del subdesarrollo mental que otros necesitan mantener. Deporte, sí. Fútbol, sí. Claro que sí. Fervor, clamores, explosiones juveniles, todo está bien. Hace a la felicidad de los pueblos. Pero lo dicho: hace, no es la felicidad. Sencillamente porque la felicidad jamás puede ser del ignorante, ni del idiotizado desde estos laboratorios chauvinistas. Felicidad es la del degustador del deporte y su espectáculo. No la del paciente del espectáculo del deporte, como el que se pretende seguir fabricando.

CRÍTICA: La crítica debiera ser el medio capaz de contrarrestar ese encandilamiento que tan frecuentemente lleva a la decepción y a la ira. La crítica debiera ser la trama capaz de detener el paso de lo que no sea verdad entre la verdad de los vencedores. Mas no sucede así: la crítica, antes que crítica, sigue siendo humanidad, Y humanidad no solamente es sinónimo de buenos sentimientos. También suele ser irreflexión. Lamentablemente lo es.

DEPORTE: Que el deporte -especialmente hoy- es una actividad casi suntuaria, casi siempre deficitaria desde el punto de vista económico, es cosa sabida antes que se pusieran en circulación las cifras que preceden. Lo aceptamos como económicamente deficitario pensando en los beneficios de otros órdenes que aporta. Lo aceptamos como a las artes y muchas expresiones de la cultura para las cuales los presupuestos públicos predestinan fuertes pérdidas que la sociedad considera compensadas con los beneficios de orden moral, espiritual y educativo que también cuenta en los bienes de toda sociedad. No todos los beneficios se miden en dólares. Ganar cultura perdiendo dinero es gana, incluso, dinero. Pero hemos querido mostrar otra cosa: que hacer deporte internacional, sea en forma de Juegos Olímpicos o Mundial de Fútbol, es un lujo en el nivel económico del que dudamos podamos ser acreedores conscientes quienes económicamente estamos lejos de resolver lo esencial de nuestras necesidades económicas.

DESPOJO: En el deporte de acción individual, nadie priva a nadie de su instrumento posesivo básico. Nadie le quita el disco, la jabalina o la bala a un atleta. El fútbol se juega con la aceptada ley del derecho al despojo como herramienta básica del juego.

DINERO: El del fútbol debe ser el único de los problemas argentinos donde la solución no es tener más plata, sino trabajar con menos plata. Todos necesitan más dinero para vivir mejor. El fútbol está en el caso contrario: viviría mucho mejor con menos dinero. Sus problemas son de abundancia, no de escasez, aunque esta viene por aquella. 

DI STÉFANO (DT): Cuando Di Stéfano era jugador decía algo así: "Si un director técnico es bueno, puede ayudar a un equipo en un cinco por ciento; si es malo, lo puede perjudicar en un cuarenta por ciento". Claro está: después Di Stéfano se hizo director técnico y nunca más repitió aquellas palabras. Ni loco.

EMPIRISMO: El fútbol de la cancha es empírico. El de lunes a sábado admite ciencias.

FÚTBOL DE ANTES: El fútbol tuvo una época, de bastante extensa vigencia, en la que su verdadero degustador, por caso, no disfrutaba de las victorias que sus favoritos lograran con un tiro libre, o un penal, o un gol en contra. El gol que rubricara el orgullo de ser mejores nos tenía que llegar a través de una jugada de aquellas que dejaban la cancha limpia de adversarios. Daba un poco de vergüenza ganar sin un gol de campo.

FUTURO: En el fútbol no existe el futuro. Solamente existe el momento. Si lo que va a pasar es conocido, no pasa. Ya pasó. Por eso existe el fútbol. Por eso cautiva (perdón, quise decir cautivaba). 

GAMBETA: (...) No es posible seguir hablando del "defecto argentino" de gambetear, cuando hoy, en el fútbol argentino, el saber gambetear con la pelota es un privilegio de poquísimos jugadores.

IMPEDIR: El DT (Director Técnico) puede impedir jugar. Pero el DT no puede hacer jugar.

JUEGO LIMPIO: El deporte fue concebido como juego limpio. Y como tal atrae y ennoblece.  Del mismo modo tiene que concebirse cuanto rodee al deporte. Lo que deportivamente no es limpio cae en lo despreciable,que ya tiene en abundancia la condición humana exteriorizada en otras manifestaciones.

PELOTA: Antes, la pelota esperaba que los jugadores quisieran usarla. Ahora los jugadores esperan que la pelota quiera hacer lo que ellos no saben. Y si la pelota no quiere y los jugadores no saben, el destino es el cero y las manos frías del silencio. Por eso, el fútbol está más interesante para leerlo y oírlo, como capaz de hacernos reír; que no para verlo, por muy capaz de hacernos dormir.

PERIODISMO DEPORTIVO: PRIMER APUNTE: Considero muy bajo el índice general de idoneidad específica de nuestro periodismo deportivo y también el del mundo entero con contadas excepciones (algo en Francia, bastante en Inglaterra). El reiteradamente autocalificado "periodismo especializado" tiene muy poca especialización. En general no excede el nivel de la que tiene adquirida el público que supuestamente debe orientar ese periodismo. SEGUNDO APUNTE: Para no confundirme no atiendo versiones periodísticas. Creo en lo que yo veo o en lo que me pueden contar reducidos núcleos de personas no periodistas, que a mi juicio ven bien el fútbol aunque lo vean como yo. TERCER APUNTE: Leo a muy pocos colegas.

PROFESIONALISMO AMATEUR: El profesionalismo que no preserva su cuota de credibilidad amateur, no tiene otro destino que el de su quebranto, a corto o largo plazo. (76)

RELATOS: Haga la prueba: grabe tres transmisiones radiales de partidos de fútbol, a razón de dos horas que, término medio, dura cada una, y verá uno de los más singulares crímenes sin condena: el del idioma.

RELIGIÓN: La religión: el fútbol de tocar y buscar.

REPORTAJE: (...) El reportaje es una escala del periodismo deportivo a la que le tengo pronunciada aberración. Aclaro que me encanta ejercitado bajo estas dos condiciones: 1) con la seguridad de que el reporteado "se abra pecho"; 2) conviniendo discutir con el reporteado sus propias ideas. (...) Pero le tengo siempre aberración al reportaje corriente, porque usualmente el reportaje es la libertad del reporteado para decir cuanta mentira se le ocurre. Sin duda que a favor de periodistas sin opinión o de periodistas que se reservan eternamente su opinión.

SABER DE FÚTBOL: Como saber - saber nadie sabe. Todos somos ignorantes. De otro modo no sería el Prode un negocio. De otro modo no habría fútbol. La palabra juego ya lo dice: es lo ignoto. Los sofisticadores de la vida la quisieron transformar en lo sabido. El fútbol se burlará siempre de ellos. Por eso no abre universidades. Solamente permite jugar.

WINES: wingers en el viejo argot; punteros en nuestro idioma; "güines" en el decir ambiental. Siempre se coincidió que el winger ideal tiene que ser llamado "loco" o "burro" por el público que bautiza jugadores a través de su manera supuestamente descontrolada de correr, o del modo no refinado de llevarse la pelota. Lo que se necesitaba y se necesita es que el wing-wing haga precisamente esas dos cosas antes que todas las demás: que corra muy velozmente y se lleve la pelota al fondo de la cancha. 

1 comentario:

  1. es bueno saber qe lo empirico a nivel religioso es de suma importancia para dejar a un lado las abstinencias que en un futuro puedan salvar situaciones a otro nivel en diferentes sitios donde uno no es presentado.

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